Internet llega al campo
Varias iniciativas de conectividad ya están alterando el paisaje rural brasileño.
Aparecen torres de transmisión en medio de las plantaciones y comienzan a verse resultados alentadores. Pero para la mayoría de los productores rurales, la rutina sigue siendo recolectar datos en las máquinas con un pendrive y procesarlos luego, cuando llegan a la oficina y tienen acceso a internet.
En el mundo offline no existe un seguimiento sistemático de lo que ocurre en el campo y los datos recopilados solo sirven para programar las tareas de los días siguientes.
Sin embargo, cuando las máquinas y los sensores están conectados en tiempo real, es posible realizar la recolección de datos de forma continua, lo que permite correcciones inmediatas en la operación.
La falta de infraestructura de conexión en Brasil es grande. Solo el 5% de las zonas agrícolas están conectadas a internet y lo ideal es que este porcentaje llegue al 90%. Para ampliar la cobertura se necesitarán unas 14.000 antenas y 5.800 torres de transmisión.
Hacia la conectividad
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En agosto de 2019, se creó la Câmara do Agro 4.0, un acuerdo de cooperación entre los ministerios de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento (MAPA) y de Ciencia, Tecnología e Innovaciones en Comunicaciones (MCTIC). Algunas iniciativas públicas apuntan a destinar recursos para la expansión de internet y telefonía móvil en el campo. Uno de ellos prevé modificar la ley que define el destino de los recursos del Fondo para la Universalización de los Servicios de Telecomunicaciones (Fust) para permitir que el dinero se utilice para ampliar la conectividad en zonas rurales. También hay otros proyectos de ley que prevén la reducción o eliminación de las tarifas de inspección y la operación de los sistemas de comunicación. Estas medidas están destinadas a estimular el desarrollo de infraestructura y la masificación del acceso a Internet en áreas desatendidas.
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En 2019, algunas empresas se unieron para acelerar la conexión entre máquinas y personas en el campo y crearon la asociación ConectarAgro. La iniciativa fue diseñada para ofrecer una conexión asequible, a través de telefonía 4G de 700 MHz, y una velocidad de transmisión de datos de alrededor de 220 MB por segundo, suficiente para operar tractores autónomos, por ejemplo. El costo de implementación del sistema es bajo, calculado como el precio promedio de medio saco de soya por hectárea, pero puede bajar hasta un cuarto de saco si la región es más plana o si la propiedad ya tiene una torre para instalar las antenas En siete meses de 2019, la asociación conectó 5,1 millones de hectáreas, cubriendo 218 ciudades y 50.000 propiedades rurales.
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Otra iniciativa alentadora provino de uno de los mayores centros de investigación y desarrollo de América Latina, CPqD (Centro de Investigación y Desarrollo en Telecomunicaciones). La solución consiste en una Estación Base de Radio y terminales vehiculares instalados en cosechadoras, tractores y camiones, con 4G operando en la banda de frecuencia designada por Anatel como Servicio Privado Limitado. El productor instala su propia red y las estaciones de Radio Base pueden captar la señal a una distancia de 40 kilómetros sin obstáculos. De esta forma, es posible recolectar datos en campo y enviarlos, en tiempo real, a bases de datos y aplicaciones. Se realizó un proyecto piloto en la Usina São Martinho y la tecnología promete ganancias considerables. En lugar de esperar 72 horas para detectar problemas con los tractores, ahora pueden detectar problemas en tiempo real.
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Otra importante alianza surgió entre John Deere y Trópico, empresa especializada en el desarrollo de infraestructura para telecomunicaciones, con la solución Rural Connectivity para llevar internet al campo. El servicio está basado en tecnología de evolución a largo plazo (LTE), y permite rangos de cobertura de hasta 30 km con una sola torre.
Estos son solo algunos ejemplos de iniciativas que deberían cambiar por completo el escenario agrícola en Brasil.
Es importante recordar que internet puede traer beneficios no solo a los grandes productores sino también a los pequeños. A través de sencillas aplicaciones, por ejemplo, ya es posible controlar un rebaño o conocer el nivel de humedad del suelo y las condiciones climáticas de las plantas.
Estamos en medio de una revolución en el campo, con 1,5 millones de productores rurales accediendo a datos a través de dispositivos electrónicos, un número 1.900% superior al de hace 10 años, según el IBGE, que muestra una buena adherencia a las soluciones digitales.
Mientras tanto, la mayoría de las empresas emergentes en agronegocios ofrecen soluciones que le permiten sortear la falta de conectividad. Este es el caso de la plataforma de formación para agronegocios, Werkey, que permite a los usuarios descargar cursos cuando están en línea y luego verlos sin conexión. Al proporcionar almacenamiento de contenido para su posterior acceso, la empresa permite que el usuario acceda a capacitaciones para resolver un problema en el campo o incluso mientras transporta empleados a los campos.
Fundada en junio de 2020, Werkey es una empresa que surge de la necesidad de una solución que promueva la convergencia de la oferta de cursos presenciales y en línea de diferentes marcas y sus redes de distribuidores, para capacitar en un único portal a clientes y usuarios de sus soluciones. para la agroindustria y la construcción pesada en América Latina.
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